miércoles, 1 de octubre de 2014

Bajando California... destino Los Angeles

Y seguimos bajando Charlie.... Mira que es largo este país también, eh!!!!
Dejamos San Francisco y nuestro próximo objetivo es Los Angeles, para luego continuar destino Las Vegas!

Voy un poco agotado de tantos días sin parar, pero realmente hemos venido a esto, o no?
Las paradas son continuas en la carretera y las prisas no existen...
A pocos días del famoso día de "Halloween", los americanos vuelven a inventar lo inimaginable para vender. Sus campañas publicitarias y de marketing son increible... y si no, ver para creer!!!


Estas son plantaciones de calabazas que recolectan y luego extienden en el campo para llamar la atención... y vaya si llaman la atención!!!!




Mas adelante, bar de carretera. Algo así como bar de motoristas... con dos ejemplares de "motitos" en su entrada...
Alguien puede evitar la tentación de parar???




Algo curioso de la carretera.... Como no tenía prisa, en un restaurante paré a almorzar. Jimena la tenía bajo vigilancia porque la había dejado cargada con todos los accesorios (GPS, baliza, etc).
Muchos curiosos se acercaban a admirar las banderas de los países que había recorrido.
En una de estas entran al restaurante 4 jóvenes y se acercan preguntándome sobre el viaje, los países que he recorrido y los que me quedan. Después de charlar un rato me dejan sobre la mesa un billete de $20 para invitarme a algo... Me dejaron sorprendido!

Kilómetros (o millas) más adelante, en una gasolinera, otro tipo de un coche se acerca preguntándome las mismas preguntas sobre el viaje... Cuando entré a pagar la gasolina me confirma el empleado que ese señor me la había pagado... Sigo sorprendido!
A este paso hasta ganaré dinero... jeje.

Más curiosidades de la carretera... a poco más de 500km de Los Angeles, en la playa, cientos de focas retozaban al sol... Parecían como si el tiempo les resbalara ya que ni se movían. 
Unos miradores para observarlas y varios autobares para todos los curiosos que se acercaban.



La carretera seguía y la tarde avanzaba. Playas, pequeñas ciudades, puertos... los paisajes espectaculares. 
Un submarino que había hecho no se cual proeza, un restaurante con forma de barco y un jardín desde donde salía fuego...
Pequeños detalles que detenían mi marcha.

















Un día sorprendentemente tranquilo que terminaba. Hotel y la merecida ducha. Mañana llegaré a Los Angeles. No debe quedar mucho hasta allí...