domingo, 14 de septiembre de 2014

Alaska en moto; Quinto dia

Etapa entre Prince George y Fort Nelson.



Un frio que pela... pero tengo muchas ganas de rodar.
Jimena y la nueva compañera, la Harley de Larry, esperaban cubiertas del rocío de la noche.
Larry ni apareció, debe estar aún durmiendo...






Maletas cargadas, llave al contacto y Jimena quedó en marcha. El tubo de escape parecía una chimenea de una gran factoría. Echaba una cantidad de vapor increíble. En ese momento apareció mi nuevo amigo. Medio vestido o medio desnudo, depende cómo se mire, con cara de no enterarse de nada... Nos despedimos y volvimos a concretar nuestra futura cita dentro de dos días en White horse. Sin duda será imposible volvernos a ver. Es lo malo que tiene ir conociendo gente por el camino, según te despides piensas que será la última vez que lo verás en la vida...

Siete de la mañana y ya estamos en marcha.



En el tablero de mi moto hay una lucesita amarilla de "warning" que se enciende cuando la temperatura baja de +3 grados centígrados (37 fahrenheit) y se corre el riesgo de hielo en la carrera. Cuando leí para que era la lucesita en el manual de instrucciones de la moto en mi casa lo primero que pensé es que jamás la vería encendida, así que no sabría si en realidad funcionaría....  Las vueltas de la vida nada más salir de Prince George la lucesita se encendió indicándome que habían +2 grados centígrados!!!!

Que suerte llevar la equipación Revit que llevo. Es impresionante, nada de frío ni siquiera en las partes mas expuestas como son las mangas o las piernas.
Y por otro lado, el casco Shark Evoline III funciona a la perfección. Habiendo tanto frío en el exterior, sería fuy fácil que se empañara; pues ni rastro de empañamiento. 
Estoy feliz y tranquilo, sólo me preocupa la lucesita que indica que puede haber hielo, pero como el día amaneció totalmente soleado, creo que pronto subirá algo la temperatura...


Kilómetros y mas kilómetros entre curvas, pequeños puertos de montañas, bosques y lagos.. asi es Alaska y así la Columbia Británica del Canadá.
Nada de policía y poquísimo tráfico, así que Jimena rodaba "alegre" con la velocidad...



De pronto un astado en la carretera... según me acerco veo que es un gran caribú macho. Detengo el motor a pocos metros mientras él me mira fijamente. 




Está sobre el asfalto en el carríl izquierdo y yo en el derecho a menos de 10 metros. Ni me muevo de la moto. Tan solo mis pies en el suelo, motor apagado y cámara en mano. El caribú estaba lamiendo el suelo buscando la sal que en invierno tiran a las carreteras para evitar el hielo.



Como no significaba peligro para él, seguía lamiendo tranquilamente el suelo. Me baje de la moto por el lado derecho y no paré de sacarle fotos. Entonces decidí rodear la moto y acercarme a el directamente. 





En ese momento apareció un 4x4 que me vio desde lejos, vio tambien al caribú y no tuvo la delicadeza de reducir la marcha para que no se asustara. No hubo nada que hacer, el animal puso pies en polvorosa y desapareció inmediatamente... una verdadera lástima  pero ya tenía mis fotos en la cámara. 



Continúo el viaje... sonriendo y pensando en lo espectacular de la naturaleza en aquel lugar, lo increíble de los animales que me estoy encontrando y lo afortunado que soy de estar allí. Cada kilómetro que avanzo es un kilómetro menos que queda hasta mi meta en Alaska.




Mi único problema es que tengo mucho frío en las manos. No traje guantes de invierno porque pensé subir mucho antes a Alaska, y ahora ni con el sistema de calefacción de puños es suficiente. La verdad es que comienzo a sufrir mucho con mis manos. En varias ocasiones baje una mano al motor de la moto para calentarme pero no era suficiente, el ambiente está entre 5 y 8 grados con lo que el motor no coge gran temperatura. Tendré que parar de vez en cuando para recuperar los dedos y no congelarlos.

En una gasolinera, entro a la tiendita y una señora mayor me atiende con mucho cariño. Rápidamente comenzamos a hablar sobre mi viaje, sobre Alaska y el crudo invierno. Sin darme cuenta le conté que me duelen mucho las manos por el frio y que no había traido guantes para invierno. La señora me dijo que tenía la solución y fue a una estantería de la tienda y cogio unos guantes de $12. "Con estos no tendrás frio", me dijo.
Desde luego eran los guantes más feos que jamás he visto, pero lo más importante era que funcionaran.
Me despedí de la señora y volvimos a la carretera. "Parece increible!!! Los guantes funcionan!!!!"   
Unos guantes de menos de 2000pts y que funcionaban perfectamente, cuando los que normalmente uso pasan de 120 euros.
Me quedé tan sorprendido que paré a observarlos con detenimiento... Super cómodos, impermeables y muy calientes.
Se terminaron los problemas, ahora hasta nuestro destino final del día.














De pronto... un perro "raro" aparece por la izquierda de la carretera, cruza delante de mi y se va por el bosque a la derecha. Por suerte llevaba el vídeo puesto. Más tarde me di cuenta que no tenía el vídeo, sino que habia pulsado el botón equivocado y sólo le saqué una foto. Era un precioso lobo que andaba en solitario por allí. Wow... que animal me falta para completar toda la variedad???

Sin duda la vía a Alaska cruzando el Canadá es mi lugar favorito de todo el planeta. Tenía la gran suerte de haber visto todos estos animales y haberlos fotografiado. Me siento muy afortunado y me encanaría poder tener la oportunidad de mostrarle todo esto alguna vez a mi familia y amigos.



Sigue Jimena como si estuviera acostumbrada a estas carreteras. Ni se queja, la verdad es que mi estado anímico le contagia energía.
Mi único problema es que tengo mucho frío en las manos. No traje guantes de invierno porque pensé subir mucho antes a Alaska, y ahora ni con el sistema de calefacción de puños es suficiente. La verdad es que comienzo a sufrir mucho con mis manos. En varias ocasiones baje una mano al motor de la moto para calentarme pero no era suficiente, el ambiente está entre 5 y 8 grados con lo que el motor no coge gran temperatura. Tendré que parar de vez en cuando para recuperar los dedos y no congelarlos.

En una gasolinera, entro a la tiendita y una señora mayor me atiende con mucho cariño. Rápidamente comenzamos a hablar sobre mi viaje, sobre Alaska y el crudo invierno. Sin darme cuenta le conté que me duelen mucho las manos por el frio y que no había traido guantes para invierno. La señora me dijo que tenía la solución y fue a una estantería de la tienda y cogio unos guantes de $12. "Con estos no tendrás frio", me dijo.
Desde luego eran los guantes más feos que jamás he visto, pero lo más importante era que funcionaran.
Me despedí de la señora y volvimos a la carretera. "Parece increible!!! Los guantes funcionan!!!!"   
Unos guantes de menos de 2000pts y que funcionaban perfectamente, cuando los que normalmente uso pasan de 120 euros.
Me quedé tan sorprendido que paré a observarlos con detenimiento... Super cómodos, impermeables y muy calientes.
Se terminaron los problemas, ahora hasta nuestro destino final del día.



Sin darme cuenta habían pasado 12 horas y casi 1000km, y me encontraba entrando a la ciudad de Fort Nelson.
Si Prince George resultaba una ciudad fea y triste, esta podría ser su hermana gemela. Bastante más pequeña y con la oferta de hoteles también mucho más reducida.
Los precios por las nubes porque se aprovechan de que es una parada obligada para todos los viajeros. 

Por suerte negocié bien y conseguí un precio razonable. En el momento del desempaque de Jimena, se me acercó una señora vestida de paramédico. Me comenzó a preguntar por la moto. Más tarde me confesó que le encantan las motos italianas y que tiene una Ducati. El equipo de paramédicos iba a cenar en el restaurante de mi hotel, así que me invitaron para que les fuera contando del viaje. Yo encantado porque cenar solo es de las cosas más tristes del viaje.
Uta es la doctora del equipo de emergencias, también tenían una enfermera y un conductor de ambulancias. Lastimosamente cuando estábamos en mitad de la cena, recibieron una llamada de emergencia y tuvieron que salir corriendo. No nos dio tiempo ni a una foto.
Desde luego fue maravilloso haber compartido esta cena. Ellos contando sus aventuras y yo las mías que aunque con gran diferencia siempre son aventuras!!!
















Buenas noches Charlie...